sábado, 18 de octubre de 2008

Porque es Saramago


Después de un día mediocre en lo laboral, movido en lo afectivo y gris en lo familiar y de que mis amigas decidieran no salir y mi novio se fuera a un asado a jugar al póker entre interminables vasos de fernet, me saqué la mala onda con una ducha eterna y perfecta. Salí renovada, cargada de buen humor y feliz de que la salida se haya cancelado y de que la gente afuera siguiera embriagándose sólo por ser viernes. Me empapé el cuello con colonia de bebé, tiré un par de gotitas sobre mi almohada (siempre lo hago, me hace dormir mejor) y devoré las últimas quince páginas de mi libro.
El Evangelio según Jesucristo, de Saramago. Me lo regaló una gran amiga hace un par de años y lo tenía todavía virgen en mi biblioteca. Por A o por B, siempre lo dejaba para otro momento y empezaba alguna novela de otro autor. La razón era simple: estaba segura de que sería igual a Las intermitencias de la muerte, del mismo escritor, que aunque me encantó, consiguió ponerme bastante nerviosa por el modo en el que está escrito. Así que terminé Cometas en el cielo (una ternura de libro) y decidí arrancar El Evangelio, dispuesta a encontrarme con eso. Con la falta de puntos y aparte. Con la falta de guiones. Con la falta de espacios. Con la falta de aire. No me equivoqué…

“… Todos estos tendrán que morir por ti, Si planteas la cuestión en esos términos, sí, todos morirán por mí, Y después, Después, hijo mío, ya te he dicho, será una historia interminable de hierro y sangre, de fuego y de cenizas, un mar infinito de sufrimiento y lágrimas, Cuenta, quiero saberlo todo…” (fragmento del libro en el que Jesús se encuentra con Dios en el mar)

Al principio es más irritante. Pero uno se acostumbra con el paso de las páginas por lo maravillosa que es la historia. Aunque insisto: sería más llevadero si el genial Saramago nos diera una manito con tan sólo un par de guiones, puntos y signos de pregunta. Nada más que eso. Pensando y repensando como una simple lectora joven, sólo llegué a la conclusión de que escribe así porque es Saramago, porque puede y le sale bien. O quizá quiere complicarnos un poco la lectura veloz y ágil. Con o sin líneas de diálogo, con o sin signos, con o sin puntos, el libro vale la pena y se los recomiendo.

3 comentarios:

Natalia J Viola dijo...

Amiga, te felicito por unirte a la blogósfera!! Me alegro que hayas comenzado el librito. Yo también leí "Intermitencias de la muerte" y coincido con vos. Saramago y García Márquez nos trastornan y, a la vez, nos deleitan con sus párrafos eternos. Besos

Anónimo dijo...

Luly...ahora quiero leerlo... pero soy muy dispersa cuando leo. Y si no hay signos, me pierdo en la idea. Lindo texto, yo tengo esperàndome en la mesa de luz uno que me regalaron mis amigas del alma...

Anónimo dijo...

Kepriel queridooo!! más vale que leas el libro de tus amigas del alma! Te juro que vale la pena...gracias por tus comentarios! te quiero!